¿Por qué estudiar fisiología?
Objeto de la fisiología
Las ciencias naturales se ocupan de los objetos inanimados y de los seres vivos. En todos ellos las ciencias químicas estudian las transformaciones de la materia, y las ciencias físicas las transformaciones de la energía, mientras que la fisicoquímica las contempla simultáneamente.
Estas ciencias determinan las condiciones de los fenómenos por la observación y la experimentación, luego establecen leyes o sea el orden constante en que se producen los fenómenos en relación con el conjunto de circunstancias que los provocan. De leyes particulares aplicables a pocos fenómenos se llega progresivamente a determinar leyes generales que comprenden un número más grande de ellos. Por fin se establecen teorías que explican todos los hechos conocidos, no son contradichos por ninguno, y permiten plantear nuevas leyes o experimentos o hipótesis. Tanto más vale una teoría cuanto más hechos explica y cuanto más fértil es para promover nuevas investigaciones.
Las ciencias biológicas estudian a los seres vivientes. No es posible aún definir brevemente lo que se entiende por vida, aunque puede señalarse un conjunto de propiedades que la caracterizan.
Las ciencias biológicas suelen clasificarse de varias maneras. Estas divisiones son cómodas para estudiarlas, pero no están en la naturaleza. Los tres grupos generales lo forman la morfología, la fisiología y la biología.
La morfología estudia la forma y estructura de los seres vivos, su origen y distribución. Comprende la zootomía y la fitografia. Son ramas importantes la anatomía con sus diversas especialidades, anatomía comparada, anatomía aplicada o topografía, anatomía patológica, citología, histología, embriología, zoología experimental y ciencia del desarrollo.
La fisiología estudia los fenómenos propios de los seres vivos y las leyes que los rígen. Comprende varias ramas, como ser la fisiología general, la fisiología comparada y las especiales, entre éstas la celular, vegetal, humana, etc.
La biología (sensu strictu) estudia las relaciones del organismo con el medio y con los organismos presentes y pasados. Antes era costumbre designar biología al estudio de los seres vivientes, lo que hoy se prefiere llamar ciencias biológicas.
El nombre de fisiología proviene de physis (naturaleza) y logos (tratado). Se ha aplicado en diferentes épocas muy diversamente. Se llamó así al estudio de la naturaleza, al principio viviente, etc., pero hoy se limita exclusivamente al estudio de los fenómenos de los seres vivos que son objeto de experiencia. Por fenómenos se designa a toda manifestación o modificación sensible. Por funciones a los grupos de fenómenos lógicamente correlacionados entre sí. La fisiología es una ciencia experimental basada en los estudios sobre animales y vegetales. En esta escuela nos interesa especialmente la del hombre. Pero para comprender a ésta deben conocerse los grandes principios generales.
La fisiología es antigua, pero la fisiología científica es muy joven. Los conocimientos primeros fueron suministrados por la observación morfológica y consistieron en asignar o suponer una función especial a cada órgano (lo llamado el uso de las partes). El método llevó a progresos, pero también a muchos errores; así, Aristóteles confundía nervios y tendones y no supo que los músculos eran los órganos del movimiento; se creyó que las arterias contenían aire y comunicaban con la tráquea, etc. En una segunda etapa se completaron las observaciones cadavéricas por experimentos u observaciones en el vivo, como los hizo Galeno y siglos más tarde, en forma más perfecta, Harvey. Una tercera etapa consistió en la demostración hecha por Lavoisier de que las manifestaciones térmicas y musculares y la vida toda obedecían a fenómenos químicos y fisicos que podían medirse y determinarse con precisión. En una cuarta etapa iniciada por Spallanzani y representada sobre todo por el determinismo fisiológíco de Claudio Bernard, se demostró que los fenómenos de los seres vivos están regidos por leyes exactas y condiciones precisas; que no eran causados por el capricho a la espontaneidad de misteriosas fuerzas vitales, imposibles de adivinar, prever o medir. La etapa moderna se caracteriza por el progreso extraordinario que han aportado y aportan incesantemente la química, la física y la fisicoquímica en el estudio e interpretación de los fenómenos fisiológicos.
Tan importante es la base científica que un gran número de grandes fisiólogos no son médicos (Langley, Lusk, Rilí, etc.). En Estados Unidos había, hasta hace poco, 23 profesores de fisiología médicos y 23 no eran médicos; en química biológica había 3 médicos y 22 no lo eran. Para una cátedra universitaria en una Facultad de Medicina es mucho mejor que el profesor sea médico; pero entre un fisiólogo o químico eminente y no médico y un médico que no tenga verdadera preparación bioquímica o fisiológica, aquél es preferible.
En la investigación pura citemos a Lavoisier, Pasteur, etc., que revolucionaron nuestros conocimientos biológicos sin ser médicos. Recíprocamente, hubo médicos que, como R. Mayer, Relmholtz, etcétera, han fundado la física moderna.
Posición de la fisiología
La fisiología es una ciencia pura y no debe limitarse a las aplicaciones inmediatas. Es necesario aprender los grandes principios generales que forman el espíritu cultivado. Nadie puede asegurar que un conocimiento fundamental es o no útil o aplicable. El habituarse a no pensar más que en lo inmediatamente utilizable forma el espíritu estrecho, misoneísta o retrógrado o sugestionable por la moda o incapaz de crítica. Según el símil de Franklin nadie sabe para qué servirá el niño que nace: los modestos experimentos de Galvani nos dieron la electricidad, los de Oerstedt el telégrafo, Röntgen revolucionó la medicina, Richet no se preocupó de las aplicaciones de sus experimentos y por eso descubrió la anafilaxia; lo mismo puede decirse de los de Harvey, Hales, Loewenhoek, Einthoven, Claudio Bernard, Pasteur, etc., que nos han revelado toda la fisiología, patología y terapéutica del corazón, presión arterial, eritrocitos, electrocardiografía, glucogenia y diabetes, fermentaciones y origen infeccioso de las enfermedades, etc., han creado la cardiología, hematología, microbiología, higiene, etc., y han concluido por revolucionar la vida moderna entera. Todos estos estudios fueron originalmente investigaciones científicas desinteresadas.
La enseñanza dada a los alumnos de esta escuela tiene muy en cuenta las necesidades inmediatas de los estudios médicos. La posición de la fisiología en relación con la medicina ha sido expresada hace tiempo. Demostrativa es la lámina que proyectamos, de Regnier de Graaf (1664), en que se estudia la anatomía del páncreas en el cadáver, luego su jugo recogido en fístulas experimentales y por fin se aplican esos conocimientos para el diagnóstico y tratamiento de un enfermo.
La anatomía es una base indispensable y un auxiliar constante de la fisiología y la medicina. Pero por sí sola no basta para revelarnos la función de los órganos. Sólo por experimentos se supo que los músculos son los órganos activos del movimiento; que la falta de las paratiroides origina la tetania; que la de las suprarrenales produce la muerte; que hay vías y nervios sensitivos y motores. Conocida la función, la anatomía adquiere mayor dignidad; el estudio de los músculos y articulaciones vivos explica la fisiología y patología de los órganos de movimiento; las vías nerviosas contribuyen a aclarar los fenómenos normales y patológicos de la actividad del sistema nervioso. Las ramas más progresistas de la anatomía moderna tienen un carácter fisiológico, como ser la anatomía in vivo, la radiología, la capilaroscopia, la zoología experimental y la mecánica del desarrollo.
La histología ha tomado actualmente una franca orientación funcional y está tanto o más cerca de la fisiología que de la anatomía, aunque se vincula a ambas.
La anatomía patológica misma ha adquirido una tendencia fisiológica. Sigue siendo una base objetiva fundamental de la clínica, pues suministra datos preciosos. Pero no es suficiente para explicar los hechos clínicos. Hasta hace pocos años, el criterio puramente anatómico predominaba en clínica; al mirar a un enfermo se procuraba diagnosticar la lesión y hasta se deseaba verificarla. Hoy no interesa tanto eso como explorar cuáles son los trastornos funcionales para mejorarlos y procurar restablecer o proteger la función perturbada, como se hace con los cardíacos, renales, diabéticos, etc. Aún los anatomopatólogos mismos no consideran ya tanto la lesión anatómica final, más bien se interesan por estudiar la evolución de las alteraciones anatómicas y relacionarlas con los trastornos funcionales.
Pero, a pesar de todo, se observan rastros del criterio organicista exclusivo. Así los hospitales tienen anatomopatólogo, bacteriólogo, aún un químico analítico, pero no tiene fisiólogos o servicios centrales fisiológicos de exploración y de investigación para trabajar con métodos bien rigurosos en coordinación con los clínicos.
La fisiología es la base fundamental de la patología, o sea el estudio de las enfermedades, que son las desviaciones o perturbaciones de las funciones. Es también el fundamento de la clínica, que al estudiar las enfermedades a la cabecera del enfermo sirve a la vez para aprender la patología y la práctica de la medicina. La fisiología es necesaria porque las mismas leyes generales rigen los procesos normales y desviados (o patológicos), porque explica las perturbaciones mórbidas, hace comprender su desarrollo y evolución y es base del tratamiento científico (farmacodinamia o farmacología). La actual patología clínica y experimental moderna se basa en la fisiología.
La farmacodinamia y terapéutica moderna están tan ligadas a la fisiología, que vemos a Cushny, Magnus, Straub, farmacólogos, realizar grandes trabajos fisiológicos, o bien sucede lo recíproco, que los fisiólogos hagan estudios de farmacología.
La higiene moderna no se apoya ya sólo en la microbiología, siempre tan importante y progresista. La higiene de la habitación, la orientación profesional, la higiene del trabajo y la industrial se basan en la fisiología. En las escuelas de Harvard y Johns Hopkins existen cátedras de fisiología industrial; en varios países las hay (anexas a los institutos fisiológicos universitarios) de la fisiología del trabajo, tan poco estudiada científicamente. Se impone que nuestro Departamento Nacional de Higiene cree secciones especiales para esos estudios y aplicaciones, como existen ya en Estados Unidos, Inglaterra (Medical Research Council, Bureau of Mines, etc.) y Alemania.
La higiene alimenticia del niño y del adulto, la profilaxis de las carencias, la de la caries dental, tan frecuentes aun en los países civilizados, se están comenzando a edificar sobre bases más sólidas por los estudios fisiológicos.
En todos estos casos es nutriendo las ciencias puras que se desarrollan las prácticas, sobre todo en ciertos pueblos como los germanos y sajones, que tienen un especial talento para organizar y difundir las aplicaciones.
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